

La Rudraksha, árbol que crece desde las llanuras del río Ganges hasta las estribaciones del Himalaya, es el material noble del que se componían los primeros Malas. Su nombre proviene del sánscito y significa “los ojos de Shiva”, Dios hinduista de tres ojos (para visualizar pasado, presente y futuro) y piel azulada.
Cuenta la leyenda que Shiva meditó sobre el bienestar de la humanidad, y salieron lágrimas de compasión de sus ojos, que al llegar a la Tierra se cristalizaron para formar los árboles de Rudraksha, de cuyo fruto azul se extrae la semilla de Rudraksha.
Las semillas de Rudraksha contienen una composición única en la naturaleza basada en 4 elementos: Carbono, Hidrógeno, Nitrógeno y Oxígeno lo que las hace sorprendentemente ligeras, y son conocidas por sus propiedades electromagnéticas en contacto con la piel. Cada semilla tiene una serie de facetas o caras, con un dentellado único, como nuestras huellas dactilares. Son las llamadas Mukhis o Mukhas.
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